viernes, 11 de mayo de 2012

¡A entrenar a las Malvinas!

Son hechos curiosos los que suceden por estos días en los que YPF vuelve a manos del Estado (no el petróleo, no confundamos)

Aunque parezca increíble, el Gobierno esta vez fue coherente: es preferible entrenar en Malvinas a tener que hacerlo en los depósitos de la Aduana bajo la fría mirada de los agentes de la AFIP. Decidieron mostrarnos eso mediante un Spot comercial, en el que el deportista era del PRO y nunca se enteró que era para beneficio gubernamental.



Si lo mencionado en el párrafo anterior es tomado como lo que es (una joda), la gente del Gobierno incurre en una contradicción bastante burda: 

¿Cómo es posible que saquen al aire un Spot publicitario alentado a los atletas argentinos y al mismo tiempo Guillermo Moreno le retiene al Comité Olímpico Argentino algunos materiales útiles para el entrenamiento de alta competencia?

Este hecho, sacando de lado lo lamentable de utilizar los juegos olímpicos para hacer política barata, además de curioso, es bastante ilógico. 

Es imposible que un ente sin fines de lucro como lo es el COA, exporte productos por U$S 4 Millones. Lo hace BMW, Mercedes y muchas otras empresas que a fuerza de acuerdos, a lo mejor logran cambiar autos por vinos. 

Se puede practicar proteccionismo, de hecho todos lo hacen. Lo que no se puede, es caer en la generalización total de frenar todas las cosas que vengan de afuera. Antes de tirar la granada, evacuá a las mujeres, niños y ancianos. El Gobierno la tira sin importar quien esté en el lugar.
La realidad es que nos quieren meter el perro, con la idea de que todos estos procedimientos corresponden a una políticia de sustitución de importaciones

La sustitución de importaciones, implica producir internamente lo que antes se traía de afuera. Para ello, se deben aplicar políticas arancelarias (que son las más recomendables por la OMC y los organismos internacionales) que protejan a la industria que sea de interés del Gobierno o el conjunto de la Sociedad. La protección, deberá permanecer mientras la industria en cuestión curse por las primeras etapas de desarrollo. Es más o menos lo que se hizo en el grupo de países conocidos como los Tigres Asiáticos (Japón, Corea, Malasia y Singapur) luego de los años ´60 (esto es aproximado). Se protege a una industria hasta que logre ser competitiva, de modo que no solo sustituya, si no que también exporte.También es necesario que haya una política de Estado al respecto: mientras que en los países del sur de Asia siempre la hubo, aquí dependemos de la buena voluntad de quien esté al frente del Gobierno.

En nuestro país, históricamente se intentó la sustitución de algunos productos, pero se alentó la ineficiencia con subsidios, beneficios fiscales, beneficios energéticos, además de los aranceles, y aún así posiblemente no se logre cubrir ni siquiera un 40% del mercado con productos nacionales (además del costo del encarecimiento del producto en cuestión en el que incurren los consumidores). Se alegaron problemas estructurales, como la elevada inflación, la inflexibilidad del factor trabajo (sindicatos muy poderosos, muy ligados al poder), el requisito de importar bienes de capital con las divisas provenientes del agro (la falta de divisas en épocas de malas cosechas o malos precios), la enfermedad holandesa, etc, que impidieron llegar al estadio superior de lograr la competitividad. 


Actualmente, la ISI que nos proponen está muy lejos del ideal sustitutivo de décadas pasadas. Hoy podés importar autos de lujo a cambio de exportar aceitunas o vinos. Por incapacidad tecnológica y costos elevados, es imposible pensar en fabricar un Audi en nuestro país. Por lo tanto, a la hora de detener en la Aduana a estos productos, no se busca la ISI: el objetivo es juntar la mayor cantidad de dólares para afrontar otros costos, producto de la ineficiencia que empieza a desnudar el "modelo".


Además, el procedimiento es poco benefcioso para la sociedad. Las importaciones que no entran tampoco se sustituyen, hecho por el cual se genera escasez y aumento en los precios finales. 

Como país, tendríamos que decidirnos de una vez por todas: 
¿Qué productos queremos exportar?
¿Cuáles podemos exportar?
¿Cuáles son los bienes que suponemos estratégicos para el entramado productivo nacional, que debemos proteger?
¿En que sectores somos competitivos? ¿En cuales no lo somos?


El actual Gobierno se limita a hacer lo que el imaginario colectivo pide con frases del tipo: "este es un país rico en el que tirás una semilla al piso y crece. Si queremos, podemos fabricar de todo". La realidad actual es muy distinta. No estamos en los años ´50 en los que era factible sustituir importaciones (ejemplo: electrodomésticos). Hoy manda la globalización, los componentes electrónicos de avanzada, la necesidad de renovar el stock de Capital en forma permanente, China, Brasil y una multitud de economías más eficientes que la nuestra en la producción de bienes y servicios.


Como sigamos por este camino, seguiremos desaprovechando oportunidades en los sectores en los que somos competitivos ya que carecemos de políticas que apuntalen el desarrollo de estas actividades.


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(*) En lo referido puntualmente a la sensatez: si pido coherencia a los demás, lo menos que puedo hacer, es ser coherente en mis acciones.



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