martes, 11 de noviembre de 2014

Quieren bajarme y no saben como hacer..

Finalmente, la receta basada en poner jueces, fiscales y fuerzas de seguridad al servicio de los intereses del Gobierno en el sector financiero, está dando sus frutos. La cotización del paralelo baja de modo directamente proporcional a la suma de efectivos policiales y gendarmes en la city porteña. En los últimos días expandieron las incursiones a Rosario y Córdoba. La amenaza llegó al extremo con la sanción al Banco de Valores. 

No hablemos del desastre en materia de inseguridad que hay en las grandes ciudades, ni de las fronteras colador por donde no solo ingresan drogas y delincuentes, si no que también el contrabando y la fluida salida de divisas a países limítrofes. Las fuerzas de seguridad deben velar por el bien común, o sea.. los dólares del BCRA. 

No solo se ha atacado al dolar blue, si no que también han hecho lo propio con el mercado del liqui y el dólar bolsa. Ambos, no solo representan un puente (legal) para la salida de divisas, si no que también acercan verdes para la compra de bienes secundarios (útiles para la producción).. Ergo, sostienen la actividad a pesar de resultar un método más oneroso para las empresas. Los consumidores son los que finalmente afrontan la carga. 

Lo que hace un par de meses era visto con buenos ojos por parte de los funcionarios de Economía, hoy representa una amenaza a la estabilidad en la cotización oficial de la divisa yanqui. El CCL es la forma legal de obtener divisas a un precio razonable. Como en cualquier mercado, cuanta mayor sea la escasez del bien en cuestión, mayor será el precio. 

En el Gobierno alentaban este tipo de prácticas ya que no afectaban la épica antidevaluacionista de los funcionarios (que se contradice con sus propias acciones) al mismo tiempo que proveía de divisas para insumos a los sectores industriales. La actividad se sostendría (a mayores costos) y las divisas necesarias para afrontar los vencimientos futuros, llegarían de la mano de los acuerdos con REPSOL y el Club de París. 

Todo se derrumbó con el revés judicial en la disputa con los fondos buitre y la impericia para resolver el asunto que desembocaron en un default "parcial" al momento de pagar el cupón del bono discount. Los problemas se agravan con el default del cupón par, que podría disparar alguna que otra cláusula de aceleración. 

Ahora más que nunca tienen que evitar que se escapen los últimos dólares, pero sosteniendo como bandera un tipo de cambio oficial congelado. Todo esto sabiendo que sostener el precio del dólar en $8,50 dado el descalabro macroeconómico en el que nos metieron los propios funcionarios, es una utopía. 

No hay racionalidad en el accionar del Gobierno: mientras no corten la canilla del Gasto Público y la financiación del déficit con billetes, las presiones devaluatorias seguirán presentes. Si no hacen nada con la inflación, el blue seguirá siendo una gran oportunidad para el que actualmente tiene pesos de más. Sobre todo si tenemos en cuenta la baja temporal en la cotización. 

La inflación es elevada y no da señales de que vaya a bajar. El público ya no llega a fin de mes y recurre al spread entre el blue y el tipo de cambio ahorro para pagar deudas con la diferencia obtenida. Con los arbolitos amenazados para que no vendan en forma mayorista y una oferta creciente de divisas blue, el mercado te tira a la baja. 
Controles policiales y cambios en los hábitos del público han llevado tranquilidad a los funcionarios. ¿No hay de que preocuparse? 

No son pocos los visionarios que advirtieron que este tipo de aprietes podrían llegar a ocurrir cuando se estableció el cepo cambiario en 2011. Primero se prohibió la compra rápida de divisas por parte del público minorista; luego se establecieron controles sobre las compras con débito y crédito en el exterior; terminaron limitando la extracción en ATM al adelanto de la tarjeta de crédito y también limitaron este tipo de extracción con un tope; después empezaron a apretar a empresas para que no repartan dividendos; luego combinaron con trabas a las importaciones; ahora aprietan a casas de cambio, bolsa de comercio, corredores, bancos y financieras para evitar que se fuguen las divisas de forma legal. 

Cuando se decide controlar algo, es de cajón que en algún momento va a aparecer alguna vía de escape. El Gobierno las fue tapando a todas en forma escalonada. Este es el motivo por el cual, se perdieron más de la mitad de las reservas. Lo más alarmante del caso, es que nos quieren hacer creer que están en 28 mil millones. Las reservas netas son bastante menores: hay restar los swaps de divisas, los depósitos de bancos centrales extranjeros, los depósitos de los bancos comerciales y la creciente deuda de las empresas con el sector externo (que se estima en U$S 10.000 M). 

En el activo del BCRA queda entonces una porción mínima de reservas y cada vez más LEBACS y NOBACS con la cual hay que respaldar una enorme masa monetaria. Como no estamos frente a un régimen de caja de conversión, no es necesario respaldar la emisión monetaria. El respaldo lo da el publico cuando da por hecho que la moneda local es reserva de valor. La falta de credibilidad en la moneda es lo que provoca la fuga de capitales. Establecer controles al mismo tiempo que el BCRA sigue imprimiendo los billetes que nadie quiere, no nos augura un buen futuro. 

En fin, todas estas medidas no solo afectan a los objetivos puntuales del gobierno, si no que también desalientan una de las pocas vías con las que contaba el publico para salvar sus excedentes en pesos de la desvalorización. Con un mercado de capitales inexistente, estos aprietes demuelen lo poco que quedaba de este.
También están destruyendo una de las pocas vías de financiamiento disponibles para las empresas. Las mismas firmas a las que acuden Débora Giorgi cada vez que se presenta un nuevo modelo de coche o una expansión de planta. 

PD: el título del post deriva de un tema de Damas Gratis.